La vida útil del coco puede ir más allá del uso al que inicialmente estaba previsto ya que después de este uso puede reutilizarse.
Centrándonos en el cultivo para el que se adquiere el sustrato de fibra de coco, su vida útil depende de varios factores; algunos propios de la fibra de coco, como el tipo de coco utilizado o la granulometría utilizada en la mezcla de coco que determina si la vida útil es más o menos prolongada. Por ejemplo, normalmente un mayor porcentaje de chips en nuestra mezcla contribuirá a una degradación más lenta del sustrato y, por lo tanto, a una mayor vida útil. Lo contrario pasaría si en la mezcla se utilizan fracciones más finas.
Otras veces el condicionante es la longevidad del propio del cultivo. Hay cultivos, como el del arándano, en los que interesa mantener la plantación más de 5 años. Por el contrario, otros, como los hortícolas, no necesitan una duración tan prolongada.
En cualquier caso, tras finalizar el uso para el que inicialmente la fibra de coco fue adquirida, puede gestionarse junto otros restos vegetales para compostarse. Posteriormente, la fibra de coco puede utilizarse como compost dándole un nuevo uso y evitando así los problemas de gestión que tienen los sustratos de síntesis.