El informe de la investigación que hemos llevado a cabo con la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) afirma que contribuyen a un mejor balance energético de los edificios.
Un estudio demuestra que las cubiertas vegetales mejoran la eficiencia energética
Ya no es intuición ni lógica, hay datos que demuestran de forma empírica que las cubiertas ajardinadas reducen el gasto energético
En 2012 iniciamos un proyecto para mejorar la sostenibilidad en la edificación a través de las cubiertas verdes. El proyecto fue llevado a cabo en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Las conclusiones de este estudio apuntan que existen multitud de ventajas en la instalación de cubiertas ajardinadas, pese a que aún hay ciertos retos que superar.
Un sistema más allá de lo estético
Si bien es cierto que las cubiertas ajardinadas, al igual que otros sistemas como los jardines verticales, suscitan mucho interés por su atractivo estético y su carácter sostenible, las ventajas de incorporar esta solución en las superficies de los edificios van mucho más lejos.
Control del drenaje
Concretamente, este sistema se comporta como una superficie permeable en la que el agua se infiltra y queda retenida. Todos hemos oído hablar de filtraciones de agua en las plantas superiores de algunos edificios o en plazas de aparcamiento subterráneas. Cuando se producen lluvias fuertes y los desagües se saturan, las terrazas o superficies se encharcan y en ocasiones el agua permanece demasiado tiempo almacenada. Eso ocasiona el filtrado hacia las capas inferiores, apareciendo humedades o goteras. Pues bien, la capa de sustrato y vegetación, actúa como amortiguador del agua, porque esta es absorbida por las plantas y la tierra. Después, el agua sobrante será liberada poco a poco, sin saturar las vías de evacuación.
Eficiencia energética
La capa de sustrato y vegetación protege la superficie del edificio y esto hace que en el interior del mismo se consiga un mejor equilibrio de temperatura. Es decir, con una cubierta vegetal tanto en verano como en invierno se limita el acceso de la temperatura exterior al interior del edificio, manteniéndose por tanto el nivel de climatización y reduciendo el gasto energético.
Mejora de la calidad ambiental del aire
En la actualidad el efecto es muy ligero, pero a medida que la instalación de cubiertas vaya siendo más habitual, la calidad del aire en las ciudades puede mejorar. Este estudio revela que una cubierta extensiva de sedum puede capturar en torno a 1,387 kg de CO2 por m2.
Otros beneficios ecológicos
- Mejora el aislamiento acústico
- Aumento de la biodiversidad
Esta investigación también ha destacado varios retos a los que hacer frente. Las principales dudas que habitualmente generan estos sistemas son: ¿resistirá el edificio el peso de la cubierta ajardinada? ¿Se filtrará la humedad de la tierra y las plantas al interior del edificio? ¿El coste es soportable?
Bien, respecto a la resistencia de la estructura, si la cubierta se incluye en el proyecto de diseño del edificio es evidente que el peso es tenido en cuenta a la hora de planificar la estructura. Las dudas suelen aparecer cuando este sistema se instala en un edificio ya construido, y por supuesto en estos casos siempre se realizan los cálculos oportunos y se consulta a expertos estructuristas. No obstante, una cubierta extensiva de poco espesor supone una carga ligera para cualquier estructura y se presenta como la opción más adecuada para adaptar.
Para evitar humedades debe haber una capa impermeabilizante que asegure la estanqueidad del sistema evitando así infiltraciones. La cubierta por su parte, aumenta la vida útil de la impermeabilización de entre 10/20 años hasta 40/55 años.
Y llegado el punto más importante, el de los costes económicos, si bien es cierto que una cubierta ajardinada eleva el coste del proyecto, este sistema puede tener sentido dado que se puede llegar a reducir el consumo energético hasta un 10%.